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¿Por qué sentimos la soledad?
No saber con quién sentarte a la hora del almuerzo, un mensaje de WhatsApp sin respuesta, la cancelación de una reunión con amigos... todos sabemos lo que se siente la soledad. Pero ¿por qué nos sentimos solos? ¿Es la soledad una emoción, una necesidad o una función física? ¿Y qué tiene que ver esto con la historia de la humanidad? Quiero responder a estas preguntas en esta publicación de hoy.
La soledad: algo no deseado pero familiar
Vivimos en una época con posibilidades aparentemente infinitas para conectar con los demás. En línea, fuera de línea, por teléfono, a través de una conversación o una llamada de FaceTime. El hecho de que la soledad se haya vuelto más común que nunca en las últimas décadas y sea, en muchos casos, crónica, parece contradictorio a primera vista. Pero quizás esta misma razón —nuestros estilos de vida actuales y la era de la transformación digital— sea precisamente la razón: las amistades y los conocidos se están volviendo más superficiales, los contactos se están volviendo más naturales y son posibles prácticamente a cualquier hora del día en cuestión de segundos. ¿Qué hace que los contactos sean gratificantes? Una pregunta difícil.
La soledad puede afectar a cualquiera. Todos sabemos que, en última instancia, no está directamente relacionada con si estamos rodeados de otras personas o no. Al fin y al cabo, también puedo sentirme solo en presencia de otros, por ejemplo, en una fiesta o en una ciudad desconocida donde no conozco a nadie. Así que, sentirse solo y estar solo no es lo mismo.
Para comprender un poco mejor la soledad, es útil echar un vistazo a la historia de la humanidad, como suele ocurrir cuando se trata de clasificar la psique y el comportamiento humanos.
¿Qué es exactamente la soledad?
Desde la perspectiva de la psicología social
Uno de los modelos psicológicos más conocidos para explicar las necesidades y motivaciones humanas es el La jerarquía de necesidades de Abraham Maslow.
El psicólogo estadounidense organiza las necesidades humanas, como sugiere el nombre del modelo, en una pirámide. En el nivel más bajo se encuentran las necesidades fisiológicas; estas forman la base. Estas incluyen todas las necesidades necesarias para el sustento de la vida humana, como respirar, dormir, alimentarse, beber y reproducirse. Solo cuando se satisfacen estas necesidades básicas, una persona puede pasar al segundo nivel, las necesidades de seguridad. Estas abarcan todos los aspectos de la vida que contribuyen a la seguridad física y mental. Ejemplos de necesidades de seguridad incluyen la familia, la salud, la vivienda y la seguridad material básica.
Una vez satisfecho este nivel, las personas sienten la necesidad de contactos y relaciones sociales, lo que nos lleva al tema de la soledad. Si bien los contactos sociales ocupan (solo) el tercer nivel de la jerarquía de necesidades, son muy importantes para las personas e indispensables para una vida plena. Solo cuando nuestras necesidades sociales están satisfechas podemos dedicarnos a necesidades individuales como el éxito, la independencia y la libertad, y, en última instancia, aspirar a la autorrealización.
Foto de Arthur Poulin en Unsplash
Desde la perspectiva de la psicología evolutiva
Desde una perspectiva psicológica evolutiva, la soledad puede verse como una función física.Así como el hambre y el sueño nos alertan sobre nuestras necesidades fisiológicas, la soledad nos alerta sobre nuestras necesidades sociales.
Incluso hace cientos de miles de años, las personas que vivían en grupos tenían significativamente más probabilidades de sobrevivir que quienes vagaban solos. Comer lo suficiente, mantenerse abrigados y mantener a sus crías: todo esto habría sido prácticamente imposible por sí solos. Por lo tanto, los humanos dependían de sus grupos sociales, y las necesidades sociales se convirtieron en parte de nuestra biología. Si una persona era excluida del grupo, a menudo significaba la muerte. Para evitar esta expulsión, se desarrolló el dolor social. Este servía como una especie de sistema de alerta para que las personas abandonaran el aislamiento. Quienes encontraban el dolor más perturbador y posteriormente modificaban su comportamiento tenían menos probabilidades de ser expulsados del grupo. Quienes "ignoraban" el dolor eran excluidos y, en la mayoría de los casos, probablemente morían.
La soledad, como función física, ayudó a nuestros antepasados a sobrevivir y creó una ventaja en la selección natural. Por eso, el rechazo y la soledad aún nos duelen tanto hoy.
Sin embargo, el mundo no ha permanecido igual, y la humanidad también ha evolucionado. La cultura occidental se centra cada vez más en el individuo, y el colectivismo está perdiendo importancia. Las personas viven en grupos mucho más pequeños que antes. Y aunque cada vez más personas conviven en espacios reducidos en las ciudades, viven vidas cada vez más aisladas. La tecnología moderna con la que crecemos contribuye, entre otras cosas, a que las personas se reúnan (en persona) con menos frecuencia.
Si La soledad se vuelve crónica
La soledad crónica se desarrolla gradualmente y, por lo general, de forma involuntaria. Hay mucho que hacer: trabajo, educación continua, tareas del hogar, niños e incluso el tiempo frente a la pantalla para relajarse es esencial. Lo primero que se deja de lado son las relaciones. —Oh, eso se puede posponer. —Podemos vernos la semana que viene; ahora mismo hay otras cosas más importantes.El tiempo con amigos es lo más fácil de sacrificar. Y antes de que te des cuenta, te sientes aislado y añoras relaciones cercanas. Pero a los adultos a menudo les cuesta encontrar, construir y, en última instancia, mantener relaciones cercanas con los demás.
Esto puede llevar a que las personas se vuelvan crónicamente solitarias. Aunque nuestro entorno evoluciona a un ritmo acelerado, con la aparición de nuevas tecnologías y la creciente digitalización de nuestra vida cotidiana, nuestros cuerpos y cerebros son prácticamente los mismos que hace miles de años: necesitamos a otras personas y relaciones sociales para vivir sin dolor y ser felices.
La soledad crónica no sería tan mala si no doliera tanto. Nuestra mente está constantemente bajo tensión y el estrés afecta nuestro cuerpo.
Aprenderás sobre los peligros de la soledad y por qué el “círculo vicioso de la soledad” es tan perjudicial para nuestra salud. aquí.
En esta última parte La “Serie Soledad” en nuestro blog Por último, te daré consejos y ejercicios concretos que evitarán la soledad o te mostrarán cómo lidiar con ella.
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Foto de El matrimonio de Freddie en Unsplash
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