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Me encanta, déjalo o cambiándolo - lidiar con la insatisfacción
A todos se nos da bastante bien quejarnos. Quizás incluso demasiado. Porque siempre es fácil quejarse de lo que nos molesta. Y, por supuesto, es bueno desahogarse de vez en cuando. Por otro lado, quejarse también tiene un impacto significativo en nuestro bienestar general y nuestra satisfacción...
¿Júbilo, bullicio, amargura…?
Hay días en los que nada sale bien. Primero, el autobús sale justo delante de nosotros. Luego, en el trabajo, se retrasa la fecha límite de un proyecto que ya nos falta. Durante el descanso, se nos rompe la taza de café en el suelo, y al llegar a casa por la noche, los niños están lloriqueando. Por si fuera poco, al abrir la lavadora —para rematar este día exitoso— cae una carga de ropa blanca manchada de rosa. ¡Genial!
Todos tenemos esos días, ¿verdad? Pero no siempre hacen falta varias cosas para enfadarnos. A veces, un solo comentario erróneo de nuestra pareja basta para que estemos deprimidos todo el día.
¿Por qué reaccionamos así? ¿Por qué nos dejamos llevar y afectar por cosas aparentemente insignificantes? Al fin y al cabo, sabemos —racionalmente hablando— que, en retrospectiva, nada de esto fue tan importante.
Detrás de estas pequeñas molestias se esconde a menudo algo más grande: una insatisfacción fundamental con algún ámbito de la vida, un sentimiento de agobio y estrés o incluso ira o tristeza.
Un check-in contigo mismo
Si te encuentras molesto con frecuencia por las cosas más pequeñas, es un buen momento para reflexionar sobre ti mismo. ¿Cómo te sientes realmente ahora mismo? ¿Con qué áreas de tu vida estás satisfecho? ¿Qué desafíos te asustan o te hacen sentir impotente? ¿Con qué estás insatisfecho?
Tómate tu tiempo y dedica de 10 a 30 minutos a reflexionar. Haz una lista con dos columnas: «Estoy contento con esto/Esto va bien ahora mismo» y «Estoy insatisfecho con esto/Esto podría mejorar». Reflexiona sobre ti mismo y anota todo lo que surja.
Si te cuesta escribir las cosas desde el principio, también puedes ir repasando gradualmente las diferentes áreas de tu vida, una por una. Estas áreas podrían ser: pareja, salud, relaciones (familiares y de amigos), trabajo y carrera, creatividad, dinero y finanzas, mentalidad, espiritualidad, personalidad, situación vital y posesiones materiales, tiempo libre, salud mental, significado, relaciones sociales, etc.
Visualizar nuestros sentimientos siempre es muy beneficioso para nuestro cerebro. Puedes crear un gráfico de barras para ello. Cada barra representa un área de tu vida. El eje Y muestra una escala de satisfacción de 10 puntos. La altura de cada barra refleja tu nivel de satisfacción con esa área de tu vida (1 = muy insatisfecho, 10 = completamente satisfecho).
Al final, verás de un vistazo dónde está el problema. Solemos saber inconscientemente qué es lo que realmente nos molesta. Sin embargo, verbalizar estas impresiones y sentimientos y sacarlos a la superficie no siempre es fácil. Un ejercicio como este puede generar claridad y consciencia.

Todo eso está muy bien, pero ¿qué hago con ello ahora?
Por supuesto, visualizar o escribir la propia insatisfacción no resuelve los problemas reales.Entonces, ¿qué hago con la información “recién” adquirida?
Hace un tiempo, me topé con el concepto de "ámalo, déjalo o cámbialo". Y, siendo sincera, ni siquiera este concepto resuelve todos los problemas. Pero se me ha quedado grabado y me ha ayudado a salir de mi rol de víctima mental muchas veces. Pero, pensándolo bien, ¿de qué se trata exactamente?
Básicamente se trata de tener tres opciones (de acción) ante una situación insatisfactoria.
Me encanta.
Acepta la situación tal como es. Deja a un lado tu ego, tu orgullo, tu ira, lo que sea. Encuentra algo positivo en ella. Mira la situación desde una nueva perspectiva. Acepta lo que es, disfrútalo y acéptalo. O bien: Acepta lo que es, disfrútalo, relájate y deja que suceda.
Déjalo.
Si "encantarlo" no funciona o no te hace sentir bien, puedes intentar dejar la situación. Retírate. Sal de la habitación cinco minutos y vuelve a tratar el tema más tarde, cuando los sentimientos intensos se hayan calmado. O incluso toma medidas más drásticas, como dejar el trabajo o terminar una relación.
Cambiarlo.
Esta tercera opción es la que, en mi opinión, se descuida con demasiada frecuencia. Porque tenemos mucho más "poder" sobre las situaciones de lo que siempre creemos. ¿Qué puedes hacer para cambiar la situación actual? ¿Qué pasos concretos puedes dar? ¿Puedes hacer una llamada específica, buscar una conversación, pedir ayuda a alguien, encontrar otra solución? Las decisiones que cambian la vida no tienen que tomarse de inmediato, sino que puedes trabajar paso a paso hacia el estado que te satisfaga.
Una persona en mi vida siempre me dice, cuando me quejo o estoy molesto por algo: "Cambia algo o no te quejes". Aunque es lo último que quiero oír en estas situaciones, sé que es cierto. Esta frase me devuelve a la realidad y me recuerda que no soy víctima de las circunstancias. Puedo hacer algo para cambiar la situación. Y si no es posible de inmediato, puedo dejarlo. O simplemente aceptar que las cosas no siempre salen exactamente como imaginamos.
La implementación
Finalmente, me gustaría ilustrar el concepto con un ejemplo. Elegí deliberadamente un ejemplo cotidiano, "pequeño" y no demasiado grave para ilustrar que existen varias opciones para abordar la situación.
La situación: Llevas tanto tiempo esperando tus vacaciones de verano: ¡por fin salir de la gris y fría Alemania! El día antes de partir, revisas la app del tiempo y ves que se pronostica lluvia y mal tiempo para la hora exacta en que estarás en ese cálido lugar.
"Sabía que pasaría así. Siempre me pasa. Nunca tengo suerte ni una sola vez. Ahora ya ni siquiera quiero irme de vacaciones. Todas las actividades planeadas no pueden seguir adelante..." ¡ALTO! Recuerda la frase "Ámalo, déjalo o cámbialo". Empecemos por el final:
Cambiarlo.
No puedes cambiar el clima; al fin y al cabo, es el clima. Sin embargo, lo que sí puedes hacer es adaptar tus actividades al clima. ¿Qué cosas puedes experimentar y ver que nunca habrías descubierto si solo hubieras estado al aire libre?
Déjalo.
Por supuesto, podrías escapar de la situación no yendo de vacaciones (pero ¿quién hace eso? 😆). También podrías simplemente ser Déjalo ir, acéptalo y deja que suceda. Quién sabe, ¿quizás el tiempo cambie de opinión?
Me encanta.
A menudo, la opción más difícil: "No me gusta la lluvia, ¿por qué debería decirme que me encanta si mis vacaciones se ven eclipsadas por el mal tiempo?". Claro, no tienes que fingir que todo va bien, pero quizá puedas evitar que esto te arruine el ánimo por completo... ¿De verdad lo es el tiempo? ¿O hay algo más en las vacaciones? Nuevas impresiones, nuevas culturas, nuevas caras, la arquitectura, la naturaleza, TIEMPO LIBRE, estar con tus seres queridos... Reenfócate, intenta pensar en todas estas cosas maravillosas y anímate a disfrutarlas. ¡Y luego déjalo ir y disfruta de tus malditas vacaciones! ☺️
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Foto de Ryan Parker en Unsplash
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